El 18 de marzo de cada año se conmemora el Día Mundial del Sueño, siendo mayor su relevancia en este tiempo, aún en pandemia, en el que la relación entre COVID-19 y hábito del sueño, es uno de los que más alteraciones presenta. Esta manifestación se ha dado no solo entre las personas que tuvieron COVID-19, sino también en aquellas que han permanecido en confinamiento o han sido sometidas a periodos de cuarentena y/o aislamiento.
Este tiempo diferente en la vida de todos, ha causado muchas alteraciones en los elementos involucrados en el hábito regular de sueño de niños y adolescentes:
- Jornadas prolongadas en el celular.
- Juegos en línea.
- Películas.
- Uso excesivo de redes sociales.
- Exposición a las noticias.
- Muchos días encerrados en casa, con poca exposición al sol.
- Escasa o ninguna actividad física o ejercicio.
- Sedentarismo forzado por los horarios familiares de teletrabajo.
- Episodios de ansiedad y miedo.
- Infección o reinfecciones por SARS-CoV-2.
Durante la adolescencia, mientras ocurren los cambios fisiológicos propios de esta etapa, las alteraciones en los patrones de sueño, o específicamente las alteraciones del ciclo circadiano vigilia/sueño pueden interferir en un normal desarrollo de los adolescentes. Hay una privación crónica del sueño que incide el proceso de aprendizaje, la conducta y la producción hormonal.
Existe también una importante asociación entre sueño y sistema inmunológico; es decir, insomnio por enfermedad física, trastorno emocional o como consecuencia de una enfermedad precedente. Todas estas pueden causar una menor producción de células de defensa e incrementar la producción de factores inflamatorios, aumentando la posibilidad de padecer infecciones respiratorias, especialmente.
Es importante saber que los fenómenos excitantes del día, como temperatura, frecuencia cardiaca, actividad física, alimentos, uso de equipos de protección personal (mascarillas, guantes, gafas) pueden alterar la conciliación y mantenimiento del sueño en la noche.
Quienes enfermaron con COVID-19, antes e incluso después de las vacunas, presentan diferentes alteraciones de su salud, que pueden afectar directa e indirectamente al ciclo de vigilia/sueño, tales como:
Independientemente de las razones por las que se presenten las alteraciones del ciclo de vigilia/sueño, es importante trabajar en medidas que mejoren la calidad del descanso nocturno, es decir, tener un horario y espacio adecuados, actividad física y exposición al sol durante el día, reglas claras, personales y familiares, para el uso de aparatos tecnológicos en la noche y fines de semana.
Un sueño adecuado, desde la infancia, junto a los demás hábitos saludables (alimentación y ejercicio, especialmente), contribuye a un mejor estado de salud, un desarrollo saludable y la prevención de enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión. Entonces, tanto en casa y colegio, debemos trabajar en reforzar estos conceptos para un crecimiento feliz y sano de nuestros niños y adolescentes.
Por todo lo que el sueño implica en la salud de las personas y su entorno, el lema de este año para conmemorar el Día Mundial del Sueño es “Sueño de calidad, Mente sana, Mundo feliz”.
Servicio Médico UETM
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S1726-46342020000400755&script=sci_arttext
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- https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272007000200003
- https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0716864015000103#:~:text=Durante%20la%20adolescencia%20se%20produce,a%2010%20de%20la%20ma%C3%B1ana
- http://www.revmultimed.sld.cu/index.php/mtm/article/view/2595
- https://www.healthychildren.org/spanish/health-issues/conditions/covid-19/paginas/post-covid-conditions-in-children-and-teens.aspx